Skip to content

Cantiga 79, Ay, Santa Maria, quen se per vos guya

Cantiga 79. Como Santa Maria tornou a menýa que era garrida, corda, e levou-a sigo a paraýso

Ay, Santa Maria,
quen se per vos guya
quit’ é de folia
e senpre faz ben.

Porend’ un miragre vos direi fremoso
que fezo a Madre do Rey grorioso,
e de o oyr seer-vos-á saboroso,
e prazer-mi-á en.
Ay, Santa María…

Aquesto foi feito por hua menynna
que chamavan Musa, que mui fremosinna
era e aposta, mas garridelinna
e de pouco sen.
Ay, Santa María…

E esto fazendo, a mui Groriosa
pareceu-ll’ en sonnos, sobejo fremosa,
con muitas meninnas de maravillosa
beldad’; e poren
Ay, Santa María…

Quisera-se Musa ir con elas logo.
Mas Santa Maria lle diss’: «Eu te rogo
que, sse mig’ ir queres, leixes ris’ e jogo,
orgull’ e desden.
Ay, Santa María…

E se esto fazes, d’ oj’ a trinta dias
seerás comig’ entr’estas conpannias
de moças que vees, que non son sandias,
ca lles non conven».
Ay, Santa María…

Atant’ ouve Musa sabor das conpannas
que en visión vira, que leixou sas mannas
e fillou log’ outras, daquelas estrannas,
e non quis al ren.
Ay, Santa María…

O padr’ e a madre, quand’ aquesto viron,
preguntaron Musa; e poys que ll’ oyron
contar o que vira, mercee pediron
á que nos manten.
Ay, Santa Maria…

A vint’ e seis dias tal fever aguda
fillou log’ a Musa, que jouve tenduda;
e Santa Maria ll’ ouv’ apareçuda,
que lle disse: «Ven,
Ay, Santa Maria…

Ven pora mi toste». Respos-lle: «De grado».
E quando o prazo dos dias chegado
foi, seu espirito ouve Deus levado
u dos outros ten
Ay, Santa Maria…

Santos. E poren seja de nos rogado
que eno juyzo, u verrá irado,
que nos ache quitos d’ err’ e de pecado;
e dized’: «amen».
Ay, Santa Maria…

[Esta es cómo Santa María volvió cuerda a una niña que era ligerilla, y se la llevó consigo al paraíso

R.—Ay, Santa Maria, quien se guía por Vos está libre de locura y siempre obra bien.

Por ello os diré un hermoso milagro que hizo la Madre del Rey glorioso, y ha de seros sabroso de oír y a mí me dará placer el contároslo. // Esto fue hecho en favor de una chiquilla que se llamaba Musa, que era muy bonita y apuesta, pero ligerilla y de poco juicio. // Y siendo así, la muy Gloriosa se le apareció en sueños, extraordinariamente hermosa, con muchas niñas de maravillosa beldad, y al verlas // quisiera Musa irse con ellas en seguida. Pero Santa María le dijo:

—«Te ruego que, si quieres venirte conmigo dejes risa y juego, orgullo y desdén. // Y si esto haces, de hoy en treinta días estarás conmigo, entre estas compañías de mozas que ves, que no son alocadas, porque no les conviene». //

Tanto gusto tomó Musa a las compañeras que había visto en la visión, que dejó sus costumbres y tomó otras, y no quiso otra cosa. // El padre y la madre, cuando tal vieron, interrogaron a Musa, y cuando le oyeron contar lo que había visto, pidieron merced a la que nos mantiene. // A los veintiséis días, tal fiebre aguda le dio luego a Musa, que yacía tendida; y Santa María se le apareció y le dijo:

—«Ven, // vente a mí presto».

Respondió ella:

—«De grado».

Y cuando fue llegado el plazo de los días, su espíritu se lo llevó Dios, a donde tiene los otros // santos. Y por tanto sea rogado por nosotros que en el día del juicio, en que vendrá airado, que nos halle sin yerro y sin pecado. Y decid «Amén».]

Esta es cómo Santa María volvió cuerda a una niña que era ligerilla, y se la llevó consigo al Paraíso.