Skip to content

Prólogo

A la muy alta y así esclarecida princesa doña Isabel, la tercera de este nombre, reina y señora natural de España y las islas de nuestro mar. Comienza la gramática que nuevamente hizo el maestro Antonio de Lebrixa1“El autor nació en la antigua Nebrissa Veneria, llamada hoy Lebrija, en la provincia de Sevilla.” sobre la lengua castellana. Y pone primero el prólogo. Léelo en buen hora.

Cuando bien conmigo pienso, muy esclarecida Reina, y pongo delante los ojos el antigüedad de todas las cosas que para nuestra recordación y memoria quedaron escritas, una cosa hallo y saco por conclusión muy cierta: que siempre la lengua fue compañera del imperio; y de tal manera lo siguió, que juntamente comenzaron, crecieron y florecieron, y después junta fue la caída de entrambos. Y dejadas ahora las cosas muy antiguas de que apenas tenemos una imagen y sombra de la verdad, cuales son las de los asirios, indos, sicionios y egipcios, en los cuales se podría muy bien probar lo que digo, vengo a las más frescas, y aquellas especialmente de que tenemos mayor certidumbre, y primero a las de los judíos. Cosa es que muy ligeramente se puede averiguar que la lengua hebraica tuvo su niñez, en la cual apenas pudo hablar. Y llamo yo ahora su primera niñez todo aquel tiempo que los judíos estuvieron en tierra de Egipto. Porque es cosa verdadera o muy cerca de la verdad, que los patriarcas hablarían en aquella lengua que trajo Abraham de tierra de los caldeos, hasta que descendieron en Egipto, y que allí perderían algo de aquélla y mezclarían algo de la egipcia. Mas después que salieron de Egipto y comenzaron a hacer por sí mismos cuerpo de gente, poco a poco apartarían su lengua, cogida, cuanto yo pienso, de la caldea y de la egipcia, y de la que ellos ternían comunicada entre sí, por ser apartados en religión de los bárbaros en cuya tierra moraban. Así que comenzó a florecer la lengua hebraica en el tiempo de Moisén,2“Moisés.” el cual, después de enseñado en la filosofía y letras de los sabios de Egipto, y mereció hablar con Dios, y comunicar las cosas de su pueblo, fue el primero que osó escribir las antigüedades de los judíos y dar comienzo a la lengua hebraica. La cual, de allí en adelante, sin ninguna contención, nunca estuvo tan empinada cuanto en la edad de Salomón, el cual se interpreta pacífico, porque en su tiempo, con la monarquía floreció la paz, criadora de todas las buenas artes y honestas. Mas después que se comenzó a desmembrar el reino de los judíos, juntamente se comenzó a perder la lengua, hasta que vino al estado en que ahora la vemos, tan perdida que, de cuantos judíos hoy viven, ninguno sabe dar más razón de la lengua de su ley, que de cómo perdieron su reino, y del Ungido que en vano esperan.

Tuvo eso mismo la lengua griega su niñez, y comenzó a mostrar sus fuerzas poco antes de la guerra de Troya, al tiempo que florecieron en la música y poesía Orfeo,3“personaje mitológico; hijo de Eagro, rey de Tracia y de la musa Calíope (para otros autores hijo de Apolo y Clío), se lo reconoce por ser un músico famoso, cuyas melodías afectaban el ritmo de la naturaleza.” Lino,4“poeta legendario que hace vivir la mitología en tiempos de Orfeo.” Muséo,5“referencia desconocida.”, Amphión 6“príncipe tebano que edificó las murallas de Tebas al son de su lira.” y poco después de Troya destruida, Homero7“Homero, célebre poeta griego, considerado el autor de la llíada y la Odisea.” y Hesíodo.8“Hesíodo, poeta griego del siglo IX o VIII a.C, autor de poesías de character religioso, didáctico y moral: Los Trabajos y los días, La Teogonia, etc.” Y así creció aquella lengua hasta la monarquía del gran Alejandro,9“Alejandro Magno (356-323 a.C), rey de Macedonia, hijo de Filipo y de Olimpias, y educado por Aristóteles.” en cuyo tiempo fue aquella muchedumbre de poetas, oradores y filósofos, que pusieron el colmo, no solamente a la lengua, mas aún a todas las otras artes y ciencias. Mas después que se comenzaron a desatar los reinos y repúblicas de Grecia, y los romanos se hicieron señores de ella, luego juntamente comenzó a desvanecerse la lengua griega y a esforzarse la latina. De la cual otro tanto podemos decir: que fue su niñez con el nacimiento y población de Roma, y comenzó a florecer casi quinientos años después que fue edificada, al tiempo que Livio Andrónico10“el más antiguo dramático de origen griego, que vivió alrededor del siglo III a.C. Había sido esclavo latino y representaba él mismo sus comedias.” publicó primeramente su obra en versos latinos. Y así creció hasta la monarquía de Augusto César,11“César Octavio (63 a.C.-14 d.C), emperador romano conocido como Augusto.”debajo del cual, como dice el Apóstol, ‘vino el cumplimiento del tiempo en que envió Dios a su Unigénito Hijo’;12“Galileo 4,4.” y nació el Salvador del mundo, en aquella paz de que habían hablado los profetas y fue significada en Salomón, de la cual en su nacimiento los ángeles cantan: ‘Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad’.13“Lucas 2,14.” Entonces fue aquella multitud de poetas y oradores que enviaron a nuestros siglos la copia y deleites de la lengua latina: Tulio,14“Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C), orador romano.” César,15“Julio César (100-44 a.C), general romano, uno de los más notables capitanes de la antigüedad, paradigma, junto con Alejandro Magno, de guerrero y civilizador.” Lucrecio,16“(96?-53 a.C), poeta latino, autor de De la naturaleza de las cosas.” Virgilio,17“(70-19 aC), poeta latino, autor de la Eneida, las Geórgicas y las Bucólicas.” Horacio,18“Quinto Horacio Flaco (65-8 a.C), poeta latino, autor de Odas, Epístolas, Sátiras y un famoso Arte poética.” Ovidio,19“Plubio Ovidio Naso (43 a.C-16 d.C), poeta latino, autor de las Metamorfosis.” Livio,20“Tito Livio (59 a.C-19 d.C), historiador latino, autor de una historia romana titulada Décadas.” y todos los otros que después se siguieron hasta los tiempos de Antonino Pío.21“emperador romano que reinó con justicia y moderación entre 138 y 161.” De allí, comenzando a declinar el imperio de los romanos, juntamente comenzó a caducar la lengua latina, hasta que vino el estado en que la recibimos de nuestros padres, cierto tal que cotejada con la de aquellos tiempos, poco más tiene que hacer con ella que con la arábiga. Lo que dijimos de la lengua hebraica, griega y latina, podemos muy más claramente mostrar en la castellana; que tuvo su niñez en el tiempo de los jueces y reyes de Castilla y de León, y comenzó a mostrar sus fuerzas en tiempo del muy esclarecido y digno de toda la eternidad el Rey don Alonso el Sabio,22“Alfonso X el Sabio.” por cuyo mandado se escribieron las Siete Partidas, la General Historia, y fueron trasladados muchos libros de latín y arábigo en nuestra lengua castellana; la cual se extendió después hasta Aragón y Navarra, y de allí a Italia, siguiendo la compañía de los infantes que enviamos a imperar en aquellos reinos. Y así creció hasta la monarquía y paz de que gozamos, primeramente por la bondad y providencia divina; después, por la industria, trabajo y diligencia de vuestra real Majestad; en la fortuna y buena dicha de la cual los miembros y pedazos de España, que estaban por muchas partes derramados, se redujeron y ayuntaron en un cuerpo y unidad de Reino, la forma y trabazón del cual, así está ordenada, que muchos siglos, injuria y tiempos no la podrán romper ni desatar. Así que, después de repurgada la cristiana religión, por la cual somos amigos de Dios, o reconciliados con Él; después de los enemigos de nuestra fe vencidos por guerra y fuerza de armas, de donde los nuestros recibían tantos daños y temían muchos mayores; después de la justicia y ejecución de las leyes que nos ayuntan y hacen vivir igualmente en esta gran compañía, que llamamos reino y república de Castilla; no queda ya otra cosa sino que florezcan las artes de la paz. Entre las primeras, es aquélla que nos enseña la lengua, la cual nos aparta de todos los otros animales y es propia del hombre, y en orden, la primera después de la contemplación, que es oficio propio del entendimiento. Ésta hasta nuestra edad anduvo suelta y fuera de regla, y a esta causa ha recibido en pocos siglos muchas mudanzas; porque si la queremos cotejar con la de hoy a quinientos años, hallaremos tanta diferencia y diversidad cuanta puede ser mayor entre dos lenguas. Y porque mi pensamiento y gana siempre fue engrandecer las cosas de nuestra nación, y dar a los hombres de mi lengua obras en que mejor puedan emplear su ocio, que ahora lo gastan leyendo novelas o historias envueltas en mil mentiras y errores, acordé ante todas las otras cosas reducir en artificio este nuestro lenguaje castellano, para que lo que ahora y de aquí adelante en él se escribiere pueda quedar en un tenor, y extenderse en toda la duración de los tiempos que están por venir, como vemos que se ha hecho en la lengua griega y latina, las cuales por haber estado debajo de arte, aunque sobre ellas han pasado muchos siglos, todavía quedan en una uniformidad.

Porque si otro tanto en nuestra lengua no se hace como en aquéllas, en vano vuestros cronistas e historiadores escriben y encomiendan a inmortalidad la memoria de vuestros loables hechos, y nosotros tentamos de pasar en castellano las cosas peregrinas y extrañas, pues que aqueste no puede ser sino negocio de pocos años. Y será necesaria una de dos cosas: o que la memoria de vuestras hazañas perezca con la lengua; o que ande peregrinando por las naciones extranjeras, pues que no tiene propia casa en que pueda morar. En la zanja de la cual yo quise echar la primera piedra, y hacer en nuestra lengua lo que Zenodoto23“referencia deconocida.” en la griega y Orates24“filósofo griego perteneciente a la escuela cínica, discípulo de Diógenes.” en la latina; los cuales, aun que fueron vencidos de los que después de ellos escribieron, a lo menos fue aquella su gloria, y será nuestra, que fuimos los primeros inventores de obra tan necesaria. Lo cual hicimos en el tiempo más oportuno que nunca fue hasta aquí, por estar ya nuestra lengua tanto en la cumbre, que más se puede temer el descendimiento de ella que esperar la subida. Y seguirse a otro no menor provecho que aqueste a los hombres de nuestra lengua que querrán estudiar la gramática del latín; porque después que sintieren bien el arte del castellano, lo cual no será muy difícil, porque es sobre la lengua que ya ellos sienten, cuando pasaren al latín no habrá cosa tan oscura que no se les haga muy ligera, mayormente entreviniendo aquel Arte de la Gramática que me mandó hacer vuestra Alteza, contraponiendo línea por línea el romance al latín; por la cual forma de enseñar no sería maravilla saber la gramática latina, no digo yo en pocos meses, más aún en pocos días, y mucho mejor que hasta aquí se deprendía25“aprendía.” en muchos años. El tercero provecho de este mi trabajo puede ser aquel que, cuando en Salamanca di la muestra de aquesta obra a vuestra real Majestad, y me preguntó que para qué podía aprovechar, el muy reverendo padre Obispo de Avila me arrebató la respuesta; y, respondiendo por mí, dijo que después que vuestra Alteza metiese debajo de su yugo muchos pueblos bárbaros y naciones de peregrinas lenguas, y con el vencimiento aquellos ternían26“tendrían.” necesidad de recibir las leyes que el vencedor pone al vencido, y con ellas nuestra lengua, entonces, por esta mi Arte, podrían venir en el conocimiento de ella, como ahora nosotros deprendemos el arte de la gramática latina para deprender el latín. Y cierto así es que no solamente los enemigos de nuestra fe, que tienen ya necesidad de saber el lenguaje castellano, mas los vizcaínos, navarros, franceses, italianos, y todos los otros que tienen algún trato y conversación en España y necesidad de nuestra lengua, si no vienen desde niños a la deprender por uso, podrán la más aina saber por esta mi obra. La cual, con aquella vergüenza, acatamiento y temor, quise dedicar a vuestra real Majestad, que Marco Varrón27“(116-27 a.C), poeta y polígrafo latino.” intituló a Marco Tulio28“Marco Tulio Cicerón, ver nota 14.” sus Orígenes de la Lengua Latina; que Grilo29“Grillio fue un gramático que debió vivir hacia fines del siglo IV.” intituló a Plubio Virgilio30“ver nota 17.” poeta, sus Libros del Acento; que Dámaso31“No se conoce ninguna obra que San Dámaso haya dedicado a San Jerónimo, pero sí se sabe que éste último le dedicó a aquél su traducción del Antiguo Testamento. Si bien el texto impreso de la Gramática afirma el hecho, es probable que sea un error de los tipógrafos.” papa a san Jerónimo; que Paulo Orosio32“Pablo Orosio, historiador y teólogo español del siglo V, discípulo de San Agustín y autor de una Historia contra los paganos” a san Agustín33“San Agustín (354-430), el más célebre de los Padres de la Iglesia latina, autor de La Ciudad de Dios y de las Confesiones.” sus Libros de Historias; que otros muchos autores, los cuales enderezaron sus trabajos y velas a personas muy más enseñadas en aquello de que escribían, no para enseñarles alguna cosa que ellos no supiesen, mas por testificar el ánimo y voluntad que cerca de ellos tenían, y porque del autoridad de aquéllos se consiguiese algún favor a sus obras. Y así, después que yo deliberé, con gran peligro de aquella opinión que muchos de mí tienen, sacar la novedad de esta mi obra de la sombra y tinieblas escolásticas a la luz de vuestra corte, a ninguno más justamente pude consagrar este mi trabajo que a aquella en cuya mano y poder, no menos está el momento de la lengua que el arbitrio de todas nuestras cosas.