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Capítulo II

Ahora empezaré por explicar el grave error que cometió en este asunto y contra sí mismo sin saberlo. Cómo pensaba hacer algo bueno, y sólo consiguió muchos males. Aportó pruebas que no se re­ferían al tema, se excedió en su discurso y se dejó llevar por su pluma. Dijo lo que ya es conocido según las palabras de nuestro ra­bino, en paz descanse, que Israel en tiempos de Moisés, antes de su salida de Egipto, había extraviado sus caminos e incumplido el pacto de la circuncisión, no existía entre ellos circunciso salvo la tribu de Leví, hasta que vino el precepto de Pascua y dijo Dios a Moisés: «Ningún incircunciso comerá de ella» {Ex. 12, 48), y les decretó la circuncisión. Así dijeron nuestros padres,1Nu. R. 11. El texto de RaMbaM difiere del Midras. bendita sea su memoria: «Moisés circuncidaba, Josué descubría y Aarón succionaba», y reco­gían los prepucios en grandes montones y se mezclaba la sangre de la circuncisión con la de la Pascua, y con esto merecían ser liberados.2Ex. R. 19, l; Ker. 9r. Dijo Yavé a través de Ezequiel: «Te vi revolcada en tu sangre, y te dije: ¡en tu sangre vive!» (Ez. 16, 6). Dijeron los sabios,3Yom. 75a; Lcv. R. 23. que en paz estén, que ellos se extraviaron con fornicaciones, según dijo el Señor: «Hijo del hombre, había dos mujeres, hijas de una misma madre… » (Ez. 23, 2), y por encontrarse ellas en esta mala situación Moisés, nuestro maestro, que en paz esté, dijo: «Ellas no me creerán» (Ex. 4, 1), y Yavé le recriminó diciendo: «Moisés, ellos son creyentes e hijos de creyentes»-. Ellos son creyentes como está escrito: «Y creyó el pueblo» (Ex. 4, 31); hijos de creyentes como está escrito: «Creyó en Yavé, quien se lo reputó como virtud» (Ge. 15, 6). Mas tú, que no tenga final tu fe tal como está escrito: «Por cuanto no habéis creído en mí para declararme Santo» (Nu. 20, 12), y él fue castigado inmediatamente como explicaron los sabios,4Shab. 97a. descansen en paz: «El que injuria a los inocentes es castigado personalmente, ¿de dónde procede?, de Moisés».

Lo mismo ocurrió en Israel en tiempos de Elías, en que eran to­dos adoradores de los ídolos extranjeros, a excepción de los siete mil: «Todas las rodillas que no se han doblado y todas las bocas que no lo han besado» (I Re. 19, 18). Por todo esto cuando aleccionó en el Horeb a Israel sobre la transgresión cometida, como se dice: «Y le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? Él respondió: Ardo en celo por Yavé, Dios Seba’ot, pues los hijos de Israel han abandonado tu alianza. Y Dios le preguntó: ¿Es quizá tu alianza? Respondió él: Han des­truido tus altares. Le preguntó ¿Acaso es tu altar? Respondió Elías: Han asesinado a espada a tus profetas. Volvió a preguntarle: ¿Tú no has sobrevivido? Respondió: De suerte que quedo yo solo, y buscan mi vida para arrebatármela» (I Re. 19, 9-10). El Santo, bendito sea, le respondió: «En lugar de mostrar el delito de Israel, no mostraste que las naciones del universo tienen casa de adulterio e idolatría ¿y mostraste el delito de Israel?». Tal como fue dicho: «Quedarán aban­donadas las ciudades de ‘Aro’er» (Is. 17, 2). «Vuelve tu camino por el desierto hacia Damasco» (I Re. 19, 15). Todo ello está entendido por los sabios en el Midras Hazita.5R. 1, 6. Se refiere a este midras como Midras Hazita, por comenzar con la palabra hazita

Así Israel, en tiempos de Isaías, había multiplicado sus pecados, tal como el mismo Isaías dijo: «¡Ay nación pecadora!» (Is. 1, 4).. Había entre ellos ídolos, como  también él dijo: «Y tras la puerta y la jamba colocaste tu emblema» (Is. 47, 8). Había entre ellos asesi­nos, según se dijo: «¡Cómo se ha tornado en una prostituta… y aho­ra, asesinos!» (Is. 1, 21}. Profanaron el nombre de los Cielos: «Co­mamos y bebamos que mañana moriremos» (Is. 22, 13). Desprecia­ron los preceptos de Yavé: «Apartaos del camino, desvíaos de la sen­da, quitad de ante vosotros al Santo de Israel» (Is. 30,11). Y todo esto para que exclamara: «Y habitó en medio de un pueblo de labios impuros» (Is. 6, 5), y a continuación: «Voló hacia mí uno de los serafines, que tenía en la mano una brasa… tocó con ella mi boca y dijo: He aquí que esto ha tocado tus labios y ha desaparecido tu ini­quidad, tu pecado queda expiado» (Is. 6, 6-7), pero no fue perdona­da su culpa hasta que fue matado por Manaseh, tal como dijeron los sabios,6Yeb. 49b. la paz sea con ellos.

Cuando un ángel mostró el delito de Josué,7Ez. 10, 18. hijo de Yehosadaq, el que sus hijos se habían casado con mujeres que no eran dignas de un sacerdote, Dios lo exculpó, tal como está dicho: «¡Conténgate Yavé, oh Satán, conténgate Yavé que ha escogido a Jerusalén! ¿Acaso no es éste un tizón sacado del fuego?» (Za. 3, 2).8Q. 93a.

Asimismo fueron castigados los pilares del universo: Moisés, Elías, lsaías y los ángeles enviados, cuando se levantaron contra la asamblea de Israel por una razón más importante que el hecho de que un insignificante pierda sus palabras contra la comunidad de Is­rael, los sabios y sus discípulos, los sacerdotes y los levitas, llamándo­los bandidos, impíos, paganos, herejes e infieles de Yavé, Dios de Is­rael. Escrita está esta palabra con su propia mano. ¡Cuál no será su castigo!

No se rebelaron contra Dios por deseo ni placer, no abandonaron la ley ni se alejaron de ella para alcanzar beneficio ni goce temporal: «Pues delante de las espadas ha huido, delante de la espada desen­vainada, ante el arco entesado y la violencia de la batalla» (Is. 21, 15). No sabe este hombre que a esos que no son impíos por propia voluntad no los abandonará Dios, ni los desamparará: «Porque no despreció ni desdeñó la miseria del mísero» (Sal. 22, 25); tal como dijeron los sabios, la paz sea con ellos: «Y percibió la fragancia de sus vestidos» (Ge. 27, 27). No hay problema entre: en sus vestidos(begadaw), por sus renegados (bogdaw). Solamente se dice todo lo que imagina su corazón.9GE. R. 80; San. 37a. Los renegados son agradables a Dios, como lo son las esencias.

Es también un hecho muy conocido que Rabi Meir fue encarce­lado en tiempo de una gran conversión forzosa, en que fueron martirizados muchos sabios de Israel. Le dijeron sus interrogadores: ¿Tú no eres Meir? Contestó él: Yo soy. Le ordenaron: ¡Come de esto si no eres de Israel! Les respondió: Como con gusto. E hizo como si comiera pero no comió; tal como dijeron los sabios, la paz sea con ellos. No hay duda de que Rabi Meir es considerado hereje por ese hombre modesto conocedor de la verdad de la Ley, según está escrito en su tratado: «Aquel que en público es pagano y en secreto israe­lita, en verdad es como si fuera pagano, porque su culto a Dios está en secreto, y oculta su culto como Rabi Meir».10AZ. 18b; Ece. R. 7, 11. Rabi Meir, tannaíta perteneciente a la cuarta ge­neración de tannaítas, fue discípulo de Rabi Akiba. Sufrió persecución bajo el mandato romano.

Asimismo es bien conocido que Rabi Eliezer11AZ. 18b. El término minim se utilizaba para denominar a diversas sectas judías de esa época, como saduceos, cristianos y otras. No estaba muy bien defini­do; se utilizaba también como sinónimo de loco. Véase Moore, Judaisme, Cam­bridge 1930, III, 68 ss. Rabi Eli’ezer ben Hircano, discípulo de Yohanan ben Zak­ka’y, fue detenido durante la persecución de 109 d. C. Véase Moore, Judaisme, II, 245-250. fue encarcelado por apostasía, la cual era bastante grave para el culto pagano. Los he­rejes, Dios los destruya, se mofaban de las leyes y decían: «Loco es el que las practica y demente el que las estudia». Ellos suprimían la profecía completamente. Era Rabi Eliezer gran conocedor de la ciencia. Ellos le preguntaron: «¿Cómo tú, estando en el pedestal de la ciencia, crees en esto?». Les respondió como si creyera en la fe de ellos, pero su intención con esa respuesta era el seguir él en la fe verdadera sin desviaciones. Lo que él hizo está en el Midras Qohelet.12Ecc. 1, 8; AZ. 16b. Éstas son sus palabras: «El hecho es que Rabi Eliezer fue encarcela­do por causa de la apostasía, y el gobernador le hizo subir a la ciu­dadela y le dijo: ¿Cómo un viejo sabio como tú se ocupa de esas cosas?”. Le respondió: “¡Magníficamente se porta el juez conmigo!”. Supuso el gobernador que se refería a él, mas no aludía a éste sino al Nombre de los Cielos. Díjole el gobernador: “Rabi, fue verme y creíste, estoy maravillado por ello. ¿Cómo es posible una condena después de todo esto? Te indulto. ¡Eres libre!”». Ya te hemos expli­cado que Rabi Eliezer ante el gobernador era hereje, pero su corazón era devoto de los Cielos, y es la apostasía más grave que la idolatría, como se explica a lo largo de todo el Talmud. No hay duda de que Rabi Eliezer era ilegal para aquel hombre modesto,13El rabino cuyas teorías refuta. como escribe en su tratado. En la persecución que padecemos no tenemos que simular que adoramos a ídolos extranjeros, sólo que creemos lo que ellos di­cen. Tienen bien claro que nosotros no creemos en esto de ninguna de las maneras, sólo que engañamos al rey: «Empero le engañaban con su boca y con su lengua le mentían» (Sal. 78, 36).

Se sabe lo que aconteció a Israel en tiempos de Nabucodonosor, el impío, que todo el que estaba en Babel se tuvo que postrar ante el ídolo, excepto Hananyah, Misa’el y ‘Azaryah.14Da. 3. Como dijo Isaías, Dios se glorificó en ellos: «Ahora no se avergonzará Jacob, ni pali­decerá su rostro» (Is. 29, 22). Tal vez el mago y el hechicero fueran, generalmente, los que se postraban y por ello estaban en Babel; sin embargo, no vieron nunca quien los llamara ni impíos, ni herejes, ni impropios de la Ley; no pensaba Yavé, bendito sea, que fuese en ellos pecado de idolatría debido a que eran conversos. Así fue dicho, la paz sea sobre ellos: «Ellos lo hicieron interiormente, así yo lo haré interiormente con ellos, como en tiempos de Haman».1512a. Sin embargo, no hay duda de que él cree en Dios. «¡Quién es más grande que quien lo hizo, es una vasija entre las vasijas de la tierra! ¿Acaso dice la arcilla a su alfarero: ¿Qué haces?» (Is. 45, 9).

Asimismo sabemos lo que aconteció a Israel en el impío reino griego,16Durante el reinado de Antíoco IV Epíphanes, rey de Siria, en la época greco-helenistica. hubo decretos duros y malvados, consecuentemente un hom­bre no podía cerrar la puerta de su casa, ni podía aislarse para ocu­parse de ninguna obligación religiosa. A pesar de todo ello, no los llamaron nuestros sabios, de bendita memoria, ni infieles, ni impíos, al contrario, los tuvieron por grandes santos y rogaban por ellos y se sumaron al ritual en tiempo de Hanukkah, en al-Hanissim: «Y los malvados a través de los santos».17Alude al período de las revueltas asmoneas, llevadas a cabo por la familia de los Macabeos; en ella tiene origen la fiesta de Hanukkah o de las Luminarias, que se celebra durante ocho días que comienzan el 25 del mes de Kislev. Véase Rankin, The Origin of the Festival of Hanukkah, 1930.

Ahora bien, al comienzo de nuestra disertación determinamos no mencionar todo lo que dice, que es «trasladar palabras» (Jb. 9, 5)–para tu información lo reproduciré completo–: ¿Cómo un hombre de su valía puede ser ignorante en este tema hasta el punto de pro­nunciar palabras tales, y extender su mano para escribir y responder como si se le hubiera formulado una pregunta? A una sola pregunta, como la que hemos mencionado, la contestó con unas respuestas in­adecuadas a la cuestión, y aportó pruebas sobre testigos falsos, sobre la maldición de su padre y su madre, los preceptos del fleco, el labo­rar juntos el toro y el asno y el apareamiento de las bestias, como si hubiese sido requerido para que compusiera las prohibiciones y fijara en ellas todo precepto.18Le. 20, 9; De. 22, 12; Le. 19, 19. Dijo así, que los ismaelitas tienen un culto idolátrico en la Meca19Se refiere a la Kaaba, piedra negra que se encuentra en la Meca, cuyo culto es de origen preislámico. y en otros lugares; consecuentemente alguien preguntó si se puede o no subir a una festividad a la Meca. De este modo respondió: Que el Loco20Mahoma. había exterminado veinticuatro mil israelitas. Asimismo se le volvió a preguntar si había para aquél un sitio en el mundo futuro, y para otros muchos como él. En verdad que le conviene al hombre tener en consideración las palabras de Sa­lomón, la paz sea con él: «No te precipites con tu boca, tu corazón no se apresure a proferir una palabra ante Ha-Elohim» (Ece. 5, 1 ); que si presta atención a este versículo, sabrá que todo el que contes­ta a una pregunta, o distingue entre lo prohibido y lo permitido, es portador de la palabra ante Dios, y no deberá cometer error.

Dios sabe y es testigo, con Él me basta, que si él injuria más de lo que debe injuriar y ultraja con palabras más de lo que debe ultrajar, no nos perjudicará, ni pediremos ayuda para nosotros mismos por nada, pero diremos: «¡Acostémosnos en nuestra ignorancia y cubra­mos nuestro oprobio, pues hemos pecado contra Yavé, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres» (Je. 3, 25). Fui engrandecido por Él en asuntos de grandeza y gloria, diciendo: -Por el nombre de los Cie­los tenemos intención-. De hecho nosotros somos conocedores de nuestro mérito, alábado sea Dios, y no le prestamos atención: «Sabe­mos, oh Señor, nuestra maldad, la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti» (Je. 14, 20). No era conveniente para noso­tros -si él no hubiera escrito estas palabras– ni ser negligentes con él, ni silenciarlo; pero dijo: «Quien entre los apóstatas reza no tiene recompensa con esta oración, y comete pecado» (Pg. 32).21La página viene en el texto. Pero no­sotros sabemos que todo lo que está compuesto en el libro, válido o inválido, no hay duda de que será divulgado entre los hombres y eso es lo que multiplica las ideas corruptas entre ellos. Porque no está la idea corrupta entre tú y yo, sino en lo que se ha escrito en el libro, y sin duda ha creado una secta; por lo tanto recelábamos de que esta respuesta hubiera sido motivada en nombre de Yavé, y que fuera puesta en manos del pueblo llano, y encontrara que no tenía respues­ta en la oración, pues entonces no rezaría; y asimismo sucedería con el resto de los preceptos si los guarda, pues no tendría recompensa el guardar ninguno de ellos.22Éste último pasaje parece confirmar las teorías sobre que la epístola del rabino fue escrita, no oral.