EXEMPLO XXVII. De lo que contesció a un emperador et a Don Alvar Háñez Minaya1Notable caballero de la corte de Alfonso VI, fue gobernador de Toledo de 1109 a 1114, año en que murió. Fue sobrino del Cid y casóse con la segunda hija de Pero Anzúrez (que tenía un hijo y cuatro hijas), llamada Emilia o Mencía. con sus mugeres.
Fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, un día et díxole assí:
—Patronio, dos hermanos que yo he son casados entramos et biven cada uno dellos muy de[s]bariadamente2diferentemente, contrariamente el uno del otro; ca el uno ama tanto aquella dueña con qui es casado, que abés3apenas podemos guisar con él que se parta un día del lugar onde ella es, et non faz cosa del mundo sinon lo que ella quiere, et si ante non gelo pregunta. Et el otro, en ninguna guisa non podemos con él que un día la quiera veer de los ojos, nin entrar en casa do ella sea. Et porque yo he grand pesar desto, ruégovos que me digades alguna manera porque podamos ý poner consejo.
—Señor conde Lucanor—dixo Patronio—, segund esto que vos dezides, entramos vuestros hermanos andan muy errados en sus faziendas; ca el uno nin el otro non devían mostrar tan grand amor nin tan grand desamor commo muestran a aquellas dueñas con qui ellos son casados; mas commo quier que lo ellos yerran, por aventura es por las maneras que an aquellas sus mugeres; et por ende querría que sopiésedes lo que contesció al emperador Fradrique4probablemente Federico I Barbarroja, Duque de Suabia (1150-1190), ascendiente de don Juan Manuel, o bien Federico II, emperador de Alemania y rey de Sicilia (1197-1250). et a don Alvar Fáñez Minaya con sus mugeres.
El conde le preguntó cómmo fuera aquello.
—Señor conde Lucanor—dixo Patronio—, porque estos exiemplos son dos et non vos los podría entramos dezir en uno, contarvos he5os contaré primero lo que contesció al emperador Fradrique, et después contarvos he lo que contesció a don Alvar Fáñez.
—Señor conde, el emperador Fradrique casó con una donzella de muy alta sangre, segund le pertenescía;6según correspondía a su rango mas de tanto,7pero con todo non le acaesció bien, que non sopo ante que casasse con aquélla las maneras que avía.
Et después que fueron casados, commoquier que ella era muy buena dueña et muy guardada en l’ su cuerpo, començó a seer la más brava8irascible, de mal genio.” url=”” ]89 et la más fuerte9terrible.” url=”” ]90 et la más rebessada10indomable.” url=”” ]91 cosa del mundo. Assí que, si el emperador quería comer, ella dizía que quería ayunar; et si el emperador quería dormir, queriese ella levantar; et si el emperador querié bien alguno, luego ella lo desamava.11aborrecía.” url=”” ]92 ¿Qué vos diré más? Todas las cosas del mundo en que el emperador tomava plazer, en todas dava ella a entender que tomava pesar, et de todo lo que el emperador fazía, de todo fazía ella el contrario siempre.
Et desque el emperador sufrió esto un tiempo, et vio que por ninguna guisa non la podía sacar desta entención por cosa que él nin otros le dixiessen, nin por ruegos, nin por amenazas, nin por buen talante, nin por malo quel mostrasse, et vio que sin el pesar et la vida enoiosa que avía de sofryr quel era tan grand daño para su fazienda et para las sus gentes, que non podía y poner conseio; et de esto vio, fuesse paral Papa et contol la su fazienda, también de la vida que passava, commo del grand daño que binía a él et a toda la tierra por las maneras que avía la emperadriz; et quisiera muy de grado, si podría seer, que los partiesse12separase, divorciase,” url=”” ]93 el Papa. Mas vio que segund la ley de los christianos non se podían partir, et [que] en ninguna manera non podían bevir en uno13juntos.” url=”” ]94 por las malas maneras que la emperadriz avía, et sabía el Papa que esto era assí.
Et desque otro cobro14medio, solución no podieron fallar, dixo el Papa al emperador que este fecho que lo acomendava15encomendaba él al entendimiento et a la sotileza del emperador, ca él non podía dar penitencia ante que el pecado fuesse fecho.
Et el emperador partióse del Papa et fuesse para su casa, et trabaió por quantas maneras pudo, por falagos et por amenazas et por conseios et por desengaños et por quantas maneras él et todos los que con él bivían pudieron asmar16imaginar para la sacar de aquella mala entención, mas todo esto non tobo ý pro, que quanto más le dizían que se partiesse de aquella manera, tanto más fazía ella cada día todo lo revesado.17lo contrario
Et de que el emperador vio que por ninguna guisa esto non se podía enderezar, díxol un día que él quería yr a la capa de los ciervos et que levaría una partida de aquella yerva que ponen en las saetas con que matan los ciervos, et que dexaría lo al para otra vegada, quando quisiesse yr a capa, et que se guardasse que por cosa del mundo non pusiesse de aquella yerba en sarna, nin en postiella,18pústula nin en lugar donde saliesse sangre; ca aquella yerva era tan fuerte, que non avía en el mundo cosa viva que non matasse. Et tomó de otro ungüento muy bueno et muy aprovechoso para qualquier llaga et el emperador untósse con él antella en algunos lugares que non estavan sanos. Et ella et quantos ý estavan vieron que guarescía19curaba luego con ello. Et díxole que si le fuesse mester, que de aquél pusiesse en qualquier llaga que oviesse. Et esto le dixo ante pieça20cantidad de omnes et de mugeres. Et de que esto ovo dicho, tomó aquella yerva que avía menester para matar los ciervos et fuesse a su caça, assí como avía dicho.
Et luego que el emperador fue ydo, comencó ella a ensañarse et a embraveper, et començó a dezir:
—¡ Veed el falso del emperador, lo que me fue dezir! Porque él sabe que la sarna que yo he non es de tal manera commo la suya, díxome que me untasse con aquel ungüento que se él untó, porque sabe que non podría guarescer con él, mas de aquel otro ungüento bueno con que él sabe que guarescría, dixo que non tomasse dél en guisa ninguna; mas por le fazer pesar, yo me untaré con él, et quando él viniere, fallarme ha sana. Et so cierta que en ninguna cosa non le podría fazer mayor pesar, et por esto lo faré.
Los cavalleros et las dueñas que con ella estavan travaron21discutieron mucho con ella que lo non fiziesse, et començáronle a pedir merced, muy fieramente llorando, que se guardasse de lo fazer, ca cierta fuesse, si lo fiziesse, que luego sería muerta.
Et por todo esto non lo quiso dexar. Et tomó la yerva et untó con ella las llagas. Et a poco rato començol a tomar la rabia de la muerte, et ella repintiérase22se arrepintierasi pudiera, mas ya non era tiempo en que se pudiesse fazer. Et murió por la manera que avía porfiosa et a su daño.
Mas a don Alvar Háñez contesció el contrario destol, et porque lo sepades todo commo fue, contarvos he cómmo acaesció. Don Alvar Háñez era muy buen omne et muy onrado et pobló23repobló a Yxcar,24Iscar, en la provincia de Valladolid et morava ý. Et el conde don Pero Ançúrez pobló a Cuéllar,25en la provincia de Segovia, muy cerca de Iscar et morava en ella. Et el conde don Pero Ançúrez avía tres fijas.
Et un día, estando sin sospecha ninguna,26inesperadamente entró don Alvar Háñez por la puerta; et al conde don Pero Ançúrez plógol mucho con él. Et desque ovieron comido, preguntol que por qué vinía tan sin sospecha. Et don Alvar Háñez díxol que vinía por demandar una de sus fijas para con que casase,27para casarse con una de ellas mas que quería que gelas mostrasse todas tres et quel dexasse fablar con cada una dellas, et después que escogería quál quisiesse. Et el conde, veyendo quel fazía Dios mucho bien en ello, dixo quel plazía mucho de fazer quanto don Alvar Háñez le dizía.
Et don Alvar Háñez apartósse con la fija mayor et díxol que, si a ella ploguiesse, que quería casar con ella, pero ante que fablasse más en el pleito, quel quería contar algo de su fazienda. Que sopiesse, lo primero, que él non era muy mancebo et que por las muchas feridas que oviera en las lides que se acertara,28en las que participara, en las que estuviera presente quel e[n]flaqueciera29debilitara tanto la cabeça que por poco vino que viviesse, quel fazié perder luego el entendimiento; et de que estava fuera de su seso, que se asañava tan fuerte que non catava lo que dizía; et que a las vegadas firía a los omnes en tal guisa, que se repentía mucho después que tornaba a su entendimiento; et aun, quando se echava a dormir, desque yazía en la cama, que fazía ý muchas cosas que non empecería nin migaja30pizca si más limpias fuessen. Et destas cosas le dixo tantas, que toda muger quel entendimiento non oviesse muy maduro, se podría tener dél por non muy bien casada.
Et de que esto le ovo dicho, respondiol la fija del conde que este casamiento non estava en ella, sinon en su padre et en su madre.
Et con tanto,31con eso partiósse de don Alvar Háñez et fuesse para su padre.
Et de que el padre et la madre le preguntaron qué era su voluntad de fazer, porque ella non fue de muy buen entendimiento commo le era mester, dixo a su padre et a su madre que tales cosas le dixiera don Alvar Háfiez, que ante quería seer muerta que casar con él.
Et el conde non lo quiso dezir esto a don Alvar Háñez, mas díxol que su fija que non avía entonce voluntad de casar.
Et fabló don Alvar Háñez con la fija mediana; et passaron entre él et ella bien assí commo con el hermana mayor.32En la Edad Media los adjetivos terminados en -or llevaban concordancia masculina, de ahí que aquí se diga “el hermana mayor.
Et después fabló con el hermana menor et díxol todas aquellas cosas que dixiera a las otras sus hermanas.
Et ella respondiol que gradescía mucho a Dios en que don Alvar Háñez quería casar con ella; et en lo quel dizía quel fazía mal el vino, que si, por aventura, alguna vez le cumpliesse33conviniese por alguna cosa de estar apartado de las gentes por aquello quel dizía o por al, que ello lo encubriría mejor que ninguna otra persona del mundo; et a lo que dizía que él era viejo, que quanto por esto non partiría34renunciaría ella el casamiento, que cumplíale35le compensaba a ella del casamiento et bien et la onra que avía de ser casada con don Alvar Háñez; et de lo que dizía que era muy sañudo et que firía a las gentes, que quanto por esto, non fazía fuerça, ca nunca ella le faría por que la fíriesse, et si lo fiziesse, que lo sabría muy bien soffrir.
Et a todas las cosas que don Alvar Háñez le dixo, a todas le sopo tan bien responder, que don Alvar Háñez fue muy pagado, et gradesció mucho a Dios porque fallara muger de tan buen entendimiento.
Et dixo al conde don Pero Ançúrez [que] con aquella quería casar. Al conde plogo mucho ende. Et fizieron ende sus vodas luego. Et fuesse con su muger luego en buena ventura. Et esta dueña avía nombre doña Vascuñana.
Et después que don Alvar Háñez levó a su muger a su casa, fue ella tan buena dueña et tan cuerda, que don Alvar Háñez se tovo por bien casado della et tenía por razón que se fiziesse todo lo que ella querié.
Et esto fazía él por dos razones: la primera, porquel fizo Dios a ella tanto bien, que tanto amava a don Alvar Háñez et tanto presciava él su entendimiento, que todo lo que don Alvar Háñez dizía et fazía, que todo tenía ella verdaderamente que era lo mejor; et plazíale mucho de quanto dizía et de quanto fazía, et nunca en toda su vida contralló36contrarió cosa que entendiesse que a él plazía. Et non entendades que fazía esto por le lisoniar,37lisonjear nin por le falagar, mas fazíalo por[que] verdaderamente creýa, et era su entención, que todo lo que don Alvar Háñez quería et dizía et fazía, que [en] ninguna guisa non podría seer yerro, nin lo podría otro ninguno mejorar. Et lo uno por esto, que era el mayor bien que podría seer, et lo al porque ella era de tan buen entendimiento et de tan buenas obras, que siempre acertava en lo meior. Et por estas cosas amávala et preciávala tanto don Alvar Háñez que tenía por razón de fazer todo lo que ella querié, ca siempre ella quería et le conseiava lo que era su pro et su onra. Et nunca tovo mientes por talante,38genio, voluntad nin por voluntad que oviesse de ninguna cosa, que fiziesse don Alvar Háñez, sinon lo que a él más le pertenescía, et que era más su onra et su pro.
Et acaesció que, una vez, seyendo don Alvar Háñez en su casa, que vino a él un so sobrino que vivía en casa del rey, et plógol mucho a don Alvar Háñez con él. Et desque ovo morado con don Alvar Háñez algunos días, díxol un día que era muy buen omne et muy complido39perfecto et que non podía poner en él ninguna tacha sino una. Et don Alvar Háñez preguntol que quál era. Et el sobrino díxol que non fallava tacha quel poner sinon que fazía mucho por su muger et la apoderava40le daba poder mucho en toda su fazienda. Et don Alvar Háñez respondiol que, a esto, que dende a pocos días le daría ende la repuesta.
Et ante que don Alvar Háñez viesse a doña Vascuñana, cavalgó et fuesse a otro lugar et andudo allá algunos días et levó allá aquel su sobrino consigo. Et después envió por doña Vascuñana, et guisó assí don Alvar Háñez que se encontraron en el camino, pero que non fablaron ningunas razones entre sí, nin ovo tiempo aunque lo quisiessen fazer.
Et don Alvar Háñez fuesse adelante, et yba con él su sobrino. Et doña Vascuñana vinía [en pos dellos]. Et desque ovieron andado assí una pieça41un rato don Alvar Háñez et su sobrino, fallaron una pieça de vacas. Et don Alvar Háñez començó a dezir:
—¿Viestes, sobrino, qué fermosas yeguas ha en esta nuestra tierra?
Quando su sobrino esto oyó, maravillóse ende mucho, et cuydó que gelo dizía por trebejo42burla et díxol que cómmo dizía tal cosa, que non eran sinon vacas.
Et don Alvar Háñez se començó mucho de maravillar et dezirle que recelava que avía perdido el seso, ca bien beyé que aquéllas, yeguas eran.
Et de que el sobrino vio que don Alvar Háñez porfiava tanto sobresto, et que lo dizía a todo su seso, fincó mucho espantado et cuydó que don Alvar Háñez avía perdido el entendimiento.
Et don Alvar Háflez estido43estuvo tanto adrede en aquella porfía, fasta que asomó doña Vascuñana que vinía por el camino. Et de que don Alvar Háñez la vio, dixo a su sobrino:
—Ea, don sobrino, fe aquí a doña Vascuñana que nos partirá nuestra contienda.
Al sobrino plogo desto mucho; et desque doña Vascuñana llegó, díxol su cuñado:44Aquí indica parentesco por afinidad
—Señora, don Alvar Háñez et yo estamos en contienda, ca él dize por unas vacas, que son yeguas, et yo digo que son vacas; et tanto avernos porfiado, que él me tiene por loco, et yo tengo que él non está bien en su seso. Et vós, señora, departidnos agora esta contienda.
Et quando doña Vascuñana esto vio, commo quier que ella tenía que aquéllas eran vacas, pero pues su cuñado le dixo que dizía don Alvar Háñez que eran yeguas, tovo verdaderamente ella, con todo su entendimiento, que ellos erravan, que las non conoscían, mas que don Alvar Háñez non erraría en ninguna manera en las conoscer; et pues dizía que eran yeguas, que en toda guisa del mundo, que yeguas eran et non vacas.
Et començó a dezir al cuñado et a quantos ý estavan:
—Por Dios, cuñado, pésame mucho desto que dezides, et sabe Dios que quisiera que con mayor seso et con mayor pro nos viniéssedes agora de casa del rey, do tanto avedes morado; ca45porque bien veedes vós que muy grand mengua de entendimiento et de vista es tener que las yeguas que son vacas.
Et començol a mostrar, también por las colores, commo por las faciones, commo por otras cosas muchas, que eran yeguas, et non vacas, et que era verdat lo que don Alvar Háñez dizía, que en ninguna manera el entendimiento et la palabra de don Alvar Háñez que nunca podría errar. Et tanto le afirmó esto, que ya el cuñado et todos los otros començaron a dubdar que ellos erravan, et que don Alvar Háñez dizía verdat, que las que ellos tenían por vacas, que eran yeguas. Et de que esto fue fecho, fuéronse don Alvar Háñez et su sobrino adelante et fallaron una grand pieça de yeguas.
Et don Alvar Háñez dixo a su sobrino:
—¡Ahá, sobrino! Estas son las vacas, que non las que vos dizíades ante, que dizía yo que eran yeguas.
Quando el sobrino esto oyó, dixo a su tío:
—Por Dios, don Alvar Háñez, si vos verdat dezides, el diablo me traxo a mí a esta tierra; ca ciertamente, si éstas son vacas, perdido he yo el entendimiento, ca, en toda guisa del mundo, éstas, yeguas son, et non vacas.
Don Alvar Háñez comencó a porfiar muy fieramente que eran vacas. Et tanto duró esta porfía, fasta que llegó doña Vascuñana. Et desque ella llegó et le contaron lo que dizía don Alvar Háñez et dizía su sobrino, maguer a ella parescía que el sobrino dizía verdat, non pudo creer por ninguna guisa que don Alvar Háñez pudiesse errar, nin que pudiesse seer verdat al, sinon lo que él dizía. Et comenzó a catar razones para provar que era verdat lo que dizía don Alvar Háñez, et tantas razones et tan buenas dixo, que su cuñado et todos los otros tovieron que el su entendimiento, et la su vista, errava; mas lo que don Alvar Háñez dezía, que era verdad. Et aquesto fincó46quedó assí.
Et fuéronse don Alvar Háñez et su sobrino adelante et andudieron tanto, fasta que llegaron a un río en que avía pieça de molinos. Et dando del agua a las vestías en el río, començó a dezir don Alvar Háñez que aquel río que corría contra la parte onde nascía, et aquellos molinos, que del otra parte les vinía el agua.
Et el sobrino de don Alvar Háfiez se tovo por perdido quando esto le oyó; ca tovo que, assí commo errara en l’ conoscimiento de las vacas et de las yeguas, que assí errava agora en cuydar que aquel río vinía al revés de commo dizía don Alvar Háfiez. Pero porfiaron tanto sobresto, fasta que doña Vascuñana llegó.
Et desquel dixieron esta porfía en que estava don Alvar Háñez et su sobrino, pero que a ella parescía que el sobrino dizía verdat, non creó al su entendimiento et tovo que era verdat lo que don Alvar Háñez dizía. Et por tantas maneras sopo ayudar a la su razón, que su cuñado et quantos lo oyeron, creyeron todos que aquella era la verdat.
Et daquel día acá, fincó por fazaña47sentencia, refrán que si el marido dize que corre el río contra ar[r]iba, que la buena muger lo deve crer et deve dezir que es verdat.
Et desque el sobrino de don Alvar Háñez vio que por todas estas razones que doña Vascuñana dizía se provava que era verdat lo que dizía don Alvar Háñez, et que errava él en non conoscer las cosas assí commo eran, tóvose por muy ma[l]trecho, cuydando que avía perdido el entendimiento.
Et de que andudieron assí una grand pieça por el camino, et don Alvar Háfiez vio que su sobrino yva muy triste et en grand cuydado, díxole assí:
—Sobrino, agora vos he dado la repuesta a lo que en l’ otro día me dixiestes que me davan las gentes por grand tacha porque tanto fazía por doña Vascuñana, mi muger; ca bien cred que todo esto que vós et yo avernos passado oy, todo lo fize porque entendiéssedes quién es ella, et que lo que yo por ella fago, que lo fago con razón; ca bien creed que entendía yo que las primeras vacas que nós fallamos, et que dizía yo que eran yeguas, que vacas eran, assí como vós dizíades. Et desque doña Vascuñana llegó et vos oyó que yo dizía que eran yeguas, bien cierto so que entendía que vós dizíades verdat; mas que fió ella tanto en l’mió entendimiento, que tien que, por cosa del mundo, non podría errar, tovo que vós et ella errávades en non lo conoscer cómmo era. Et por ende dixo tantas razones et tan buenas, que fizo entender a vós, et a quantos allí estavan, que lo que yo dizía era verdat; et esso mismo fizo después en lo de las yeguas et del río. Et bien vos digo verdat: que del día que comigo casó, que nunca un día le bi fazer nin dezir cosa en que yo pudiesse entender que quería nin tomava plazer, sinon en aquello que yo quis;48quisiese nin le vi tomar enojo de ninguna cosa que fiziesse. Et siempre [tiene] verdaderamente en su talante que qualquier cosa que yo faga, que aquello es lo mejor; et lo que ella a de fazer de suyo o le yo acomiendo que faga, sábelo muy bien fazer, et siempre lo faze guardando toda mi onra et mi pro et queriendo que entiendan las gentes que yo so el señor, et que la mi voluntad et la mi onra se cumpla; et non quiere para sí otra pro, nin otra fama de todo el fecho, sinon que sepan que es mi pro, et tome yo plazer en ello. Et tengo que si un moro de allende el mar esto fiziesse, quel devía yo mucho amar et presciar yo et fazer yo mucho por el su consejo, et demás seyendo ella tal et yo seer casado con ella et seyendo ella tal et de tal linaje de que me tengo por muy bien casado. Et agora, sobrino, vos he dado repuesta a la tacha que el otro día me dixiestes que avía.
Quando el sobrino de don Alvar Háñez oyó estas razones, plógol ende mucho, et entendió que, pues doña Vascuñana tal era et avía tal entendimiento et tal entención, que fazía muy grand derecho don Alvar Háñez de la amar et fiar en ella et fazer por ella quanto fazía et aun muy más, si más fiziesse.
Et assí fueron muy contrarios la muger del emperador et la muger de don Alvar Háñez.
Et, señor conde Lucanor, si vuestros hermanos son tan desvariados, que el uno faze todo quanto su muger quiere et el otro todo lo contrario, por aventura esto es [porjque sus mugeres fazen tal vida con ellos como fazía la emperadriz et doña Vascuñana. Et si ellas tales son, non devedes maravillarvos nin poner culpa a vuestros hermanos; mas si ellas non son tan buenas nin tan revesadas como estas dos de que vos he fablado, sin dubda vuestros hermanos non podrían seer sin grand culpa; ca commo quier que aquel vuestro hermano que faze mucho por su muger, faze bien, entendet que este bien, que se deve fazer con razón et non más; ca si el omne, por aver grand amor a su muger, quiere estar con ella tanto porque dexe de yr a los lugares o a los fechos en que puede fazer su pro et su onra, faze muy grand yerro; nin si por le fazer plazer nin complir su talante dexa nada de lo que pertenesce a su estado, nin a su onra, faze muy desaguisado; mas guardando estas cosas, todo buen talante et toda fiança que el marido pueda mostrar a su muger, todo le es fazedero et todo lo deve fazer et le paresce muy bien que lo faga. Et otrosí, deve mucho guardar que por lo que a él mucho non cumple, nin le faze gran mengua, que non le faga enojo nin pesar et señaladamente en ninguna guisa cosa que puede aver pecado, ca desto vienen muchos daños: lo uno, la maldad et el pecado que omne faze, lo al, que por fazerle emienda et plazer porque pierda aquel enojo et avrá a fazer cosas que se le tornarán en daño de la fama et de la fazienda. Otrosí, el que por su fuerte ventura tal muger oviere commo la emperatriz, pues al comienço non pudo o no sopo ý poner consejo en ello non ay sinon pasar su ventura commo Dios gelo quisiere aderesçar; pero sabed que para lo uno et para lo otro cumple mucho que para el primero día que el omne casa, dé a entender a su muger que él es el señor de todo, et quel faga entender la vida que an de pasar en uno.
Et vos, señor conde, al mi cuydar, parando mientes a estas cosas, pod[r]edes consejar a vuestros hermanos en quál manera vivan con sus mugeres.
Al conde plogo mucho destas cosas que Patronio le dixo, et tovo que dezía verdat et muy buen seso.
Et entendiendo don Juan que estos enxemplos eran buenos, fizólos poner en este libro, et fizo estos versos que dizen así:
En el prim[er]o día que omne casare deve mostrar
qué vida a de fazer o cómmo a de pasar.