Gonzalo de Berceo era un clérigo secular vinculado al monasterio de San Millán en el siglo XIII. Aunque se sabe muy poco de su vida, Berceo es reconocido como el primer poeta de lengua castellana, ya que su nombre se sabe mientras que El Cantar de Mio Cid, que es anterior, es un texto anónimo. Su obra mejor conocida y más leída es Los milagros de Nuestra Señora, escrita probablemente entre 1246 y 1252. Los milagros que se celebran en el texto no son originales de Berceo, sino que son adaptaciones poéticas de versiones en prosa latina que circulaban por toda Europa durante la época en que Berceo las adaptó. A diferencia de las versiones en prosa latina, cuyo propósito es documentar, la obra de Berceo tiene un propósito didáctico. Escrita en la lengua vulgar y familiar a su público, los versos, que probablemente se cantaban o al menos se entonaban, servían para entrenar e instruir a sus co-religiosos y para entretener a los viajeros y peregrinos que pasaban por los monasterios de la zona. De esta manera, Los milagros comunicaban el mensaje cristiano y sobre todo el afán de Berceo por la devoción mariana.