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“La vaquera de Morana”

En toda la Sumontaña,1Somontano, se trata del Alto Aragón, cercano a los Pirineos; también se llaman así las tierras del Moncayo en donde se ubica la acción
de Tramoz a Veratón,2dos localidades a los lados del Moncayo, Tramoz hacia Zaragoza, y Beratón hacia Soria
non vi tan gentil serrana.

Partiendo de Conejares,3parte del municipio de Muro de Agreda
allá suso4en lo alto, arriba en la montaña,
cerca de la travessaña,5puerto, también puede significar “camino a través”
camino de Trasovares,6pueblo zaragozano
encontré moça loçana
poco más acá de Afión,7pueblo zaragozano
riberas d’una fontana.8fuente

Traía saya apretada
muy bien fecha en la cintura;
a guisa de Estremadura,
çinta e collera labrada.9cuello bordado
Dixe: «Dios te salve, hermana;
aunque vengas d’Aragón,
d’esta serás castellana».10ahora te haré prisionera de Castilla

Respondióme: «Cavallero,
non penséis que me tenedes,
ca primero provaredes
este mi dardo pedrero;11arma rústica, especie de lanza con punta de piedra pulida
ca después d’esta semana
fago bodas con Antón,
vaquerizo de Morana».12lugar entre Añón y Beratón

“Yllana, la serrana de Loçoyuela”

Después que nascí,
non vi tal serrana
como esta mañana.

Allá a la vegüela13sendero, camino estrecho
a Mata el Espino,14probablemente Mataelpino, localidad ubicada en la Sierra de Guadarrama
en esse camino
que va a Loçoyuela,15hoy Lozoyuela, localidad que poseía el Marqués en la sierra madrileña
de guisa la vi
que me fizo gana
la fruta temprana.

Garnacha16ropa de abrigo traía
de color, presada17atada
con broncha18broche dorada
que bien reluzía.
A ella bolví
e dixe: «Serrana,
¿si sois vos Yllana?»

«Sí, soy, cavallero,
si por mí lo havedes,
dezid qué queredes,
fablad verdadero».
Respondíle assí:
«Yo juro a Sant’Ana
que non soys villana».

“La moçuela de Bores”

Moçuela de Bores,19lugar en la comarca de Liébana, en Santander
allá do La Lama,20lugar de Liébana, Santander
pusom’en amores.

Cuidé qu’olvidado
amor me tenía,
como quien s’avía
grand tiempo dexado
de tales dolores
que más que la llama
queman, amadores.

Mas vi la fermosa
de buen continente,
la cara plaziente,
fresca como rosa,
de tales colores
qual nunca vi dama,
nin otra, señores.

Por lo qual: «Señora»,
le dixe, «en verdad
la vuestra beldad
saldrá desd’agora
dentr’estos alcores,
pues meresce fama
de grandes loores».

Dixo: «Cavallero,
tiradvos afuera;
dexad la vaquera
passar all otero;
ca dos labradores
me piden de Frama,21lugar en Liébana, Santander
entrambos pastores».

«Señora, pastor
seré, si querredes:
mandarme podedes
commo a servidor;
mayores dulçores
será a mí la brama22sonidos que emiten algunos animales en época de celo
que oyr ruyseñores».

Assí concluymos
el nuestro processo,
sin fazer excesso,
e nos avenimos.
E fueron las flores
de cabe Espinama23otro lugar en Santander
los encubridores.

“La vaquera de la Finojosa”

Moça tan fermosa
non vi en la frontera,24Se trata de la frontera andaluza con la tierra de moros, cerca de Córdoba
como’una vaquera
de la Finojosa25Hinojosa del Duque, localidad al norte de Sierra Morena

Faziendo la vía
del Calatraveño26paso de Sierra Morena entre Alcaracejos y Espiel, en Córdoba
a Santa María,27localidad en la provincia de Córdoba
vencido del sueño,
por tierra fraguosa
perdí la carrera,28camino
do vi la vaquera
de la Finojosa.

En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuesse vaquera
de la Finojosa.

Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera.
Fablando sin glosa,29hablando sin rebuscamiento, sin demasiada retórica
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.

non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dexara
en mi libertad.
Mas dixe: «Donosa
(por saber quién era),
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa”?»

Bien commo riendo,
dixo: «Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es desseosa
de amar, nin lo espera,
aquessa vaquera
de la Finojosa».

“Villancico que fizo el Marqués de Santillana a tres fijas suyas”

Por una gentil floresta
de lindas flores e rosas,
vide tres damas fermosas
que d’amores han reqüesta.
Yo, con voluntad muy presta,
me llegué a conoscellas.
Començó la una dellas
esta canción tan honesta:
Aguardan a mí;
nunca tales guardas vi.30Aguardan y guardas hacen un juego de palabras entre esperar y vigilar

Por mirar su fermosura
destas tres gentiles damas,
yo cobríme con las ramas,
metíme so la verdura.
La otra con gran tristura
començó de suspirar
e dezir este cantar
con muy honesta mesura:
La niña que los amores ha,
sola ¿cómo dormirá?

Por no les fazer turbança
no quise ir más adelante
a las que con ordenança
cantavan tan consonante.
La otra con buen semblante
dixo: «Señoras d’estado,
pues las dos avéis cantado,
a mí conviene que cante:
Dexaldo al villano pene:
véngueme Dios d’ele».

Desque uvieron cantado
estas señoras que digo,
yo salí desconsolado,
como hombre sin abrigo.
Ellas dixeron: «Amigo,
non soys vos el que buscamos,
mas cantad, pues que cantamos».
Dixe este cantar antiguo:
Sospirando yva la niña
e non por mi,
que yo bien ge lo entendí.