Skip to content

Romance nuevamente rehecho de la fatal desenvoltura de la Cava Florinda

ROMANCERO VIEJO

Seguimos en general la edición preparada por Luis Santullano, Romancero español (Madrid: Aguilar, 1946). Hemos cotejado con Flor nueva de romances viejos (Madrid: Espasa-Calpe, 1938), editada por Ramón Menéndez Pidal, y la más reciente editada por María Cruz García de Enterría, Romancero viejo (Antología) (Madrid: Editorial Castalia, 1987). Asimismo, hemos preferido la versión del “Romance de Rodrigo y la Cava Florinda” y la del “Romance de Gerineldo” que figuran en Flor nueva, a la vez que hemos tomado de esa colección los siguientes romances, que no figuran en la edición de Santullano: “Romance de Bernal Francés”, “Romance del prisionero”, “La misa de amor”, “Romance del enamorado y la muerte” y el “Romance del amor más poderoso que la muerte”.

“Romance nuevamente rehecho de la fatal desenvoltura de la Cava Florinda”

De una torre de palacio
se salió por un postigo
la Cava1La leyenda se refiere a las relaciones entre Rodrigo, el último de los reyes godos, y la Cava, hija del Conde Julián; el nombre de Cava, Alacaba, vendrá del árabe y significa “prostituta”. con sus doncellas,
con gran fiesta y regocijo.
Metiéronse en un jardín,
cerca de un espeso ombrío
de jazmines y arrayanes,
de pámpanos y racimos.
Junto a una fuente que vierte
por seis caños de oro fino
cristal y perlas sonoras
entre espadañas y lirios,
reposaron las doncellas
buscando solaz y alivio
al fuego de mocedad
y a los ardores de estío.
Daban al agua sus brazos,
y tentada de su frío,
fue la Cava la primera
que desnudó sus vestidos.
En la sombreada alberca
su cuerpo brilla tan lindo
que al de todas las demás
como sol ha escurecido.
Pensó la Cava estar sola;
pero la ventura quiso
que entre unas espesas yedras
la miraba el rey Rodrigo.
Puso la ocasión el ruego
en el corazón altivo,
y amor, batiendo sus alas,
abrasóle de improviso.
De la pérdida de España
fue aquí funesto principio:
una mujer sin ventura
y un hombre de amor rendido.
Florinda perdió su flor,
el rey padeció el castigo;
ella dice que hubo fuerza,
él que gusto consentido.
Si dicen quién de los dos
la mayor culpa ha tenido,
digan los hombres: la Cava,
y las mujeres: Rodrigo.