XXX: Dize el cavallero
A mí non paresce ser cosa guisada1justa, razonable
que dexe mis armas e vaya dançar
a tal dança negra, de llanto poblada,
que contra los vivos quesiste hordenar.
Segunt estas nuevas, conviene dexar
mercedes e tierras que gané del rey;
pero a la fyn syn dubda non sey2no sé
quál es la carrera que abré de levar.
XXXI: Dize la muerte
Cavallero noble, ardit e ligero,
fazed buen semblante en vuestra persona,
non es aquí tiempo de contar dinero;
oýd mi canción por qué modo cantona.3a qué lado se inclina
Aquí vos faré correr la athaona4os haré pasar por la rueda del molino, os trituraré
e después veredes cómo ponen freno
a los de la banda, que roban lo ageno.
Dançad, abad gordo, con vuestra corona.
XXXII: Dize el abad
Maguer provechoso so a los relijosos,
de tal dança, amigos, yo non me contento.
En mi celda avía manjares sabrosos;
de yr non curava comer a convento.
Darme hedes sygnado como5que non consyento
de andar en ella, ca he grand rescelo
e, sy tengo tiempo, provoco e apelo;
mas non puede ser, que ya desatiento.
XXXIII: Dize la muerte
Don abad bendicto, folgado,6descansado, ocioso vicioso,
que poco curastes de vestir celicio,7cilicio
abraçadme agora; seredes mi esposo,
pues que deseastes plazeres e vicio.
Ca yo so bien presta a vuestro servicio,
abedme por vuestra, quitad de vos saña,
que mucho me plaze con vuestra compaña.
E vos, escudero, venit al oficio.
XXXIV: Dize el escudero
Dueñas e donzellas, abed de mí duelo;
que fázenme por fuerca dexar los amores.
Echóme la muerte su sotil anzuelo;
fázenme dançar dança de dolores.
Non thrahen por cierto fyrmalles8Se refiere a unas joyas en forma de broche nin flores
los que en ella dançan, mas grand fealdad.
¡Ay de mí, cuytado, que en grand vanidad
andove en el mundo, sirviendo señores!
XXXV: Dize la muerte
Escudero polido, de amor sirviente,
dexad los amores de toda persona;
venit, ved mi dança e cómo se adona,9se adorna, se engalana
e a los que dançan acompañaredes.
Myrad su fygura: tal vos tornaredes,
que vuestras amadas non vos querrán veer;
abed buen conorte,10tened mejor ánimo que asý ha de ser.
Venit vos, deán, non vos concedes.11no os enojéis
XXXVI: Dize el deán
¿Qués aquesto que yo de mi seso salgo?
Pensé de fuýr e non fallo carrera.12no hallo el camino
Grand renta tenía e buen deanazgo
e mucho trigo en la mi panera.
Allende13además de aquesto, estava en espera
de ser proveýdo de algund obispado;
agora la muerte envióme mandado;
mala señal veo, pues fazen la cera.14Es una expresión que se refiere a la costumbre de cubrir con cera los cadáveres o bien significa que se hace de una persona lo que se quiere.
XXXVII: Dize la muerte
Don rico avariento, deán muy hufano,15ufano, arrogante, engreído
que vuestros dineros trocastes en oro;
a pobres e a viudas cerrastes la mano16expresión que significa “cerrar el puño”, ser miserable, tacaño
e mal despendistes17derrochasteis el vuestro thesoro.
Non quiero que estedes ya más en el coro;
salid luego fuera syn otra pereza;
yo vos mostraré venir a pobreza.
Venit, mercadero, a la dança del lloro.
XXXVIII: Dize el mercadero
¿A quién dexaré todas mis riquezas
e mercadurías que traygo en la mar?
Con muchos traspasos18astucias, ardides e más sotilezas
gané lo que tengo en cada lugar.
Agora la muerte vínome llamar.
¿Qué será de mí? Non sé qué me faga.
¡O muerte, tu sierra a mí es gran plaga!”19llaga, herida
Adiós, mercaderos, que voyme a fynar.
XXXIX. Dize la muerte
De oy más non curedes de pasar en Flandes;
estad aquí quedo20tranquilo e yredes ver
la tienda que traygo de buvas21tumor venéreo en la ingle y landres;
de gracia las do,22doy non las quiero vender.
Una sola dellas vos fará caer
de palmas en tierra23Probablemente se refiere a la posición corporal de los caídos muertos, con las palmas de la mano tocando el suelo. dentro en mi botica;
e en ella entraredes, maguer sea chica.
E vos, arcediano, venid al tañer.