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Tarsiana y Apolonio (estrofas 525-547)

MITILENE. Tarsiana intenta, por todos los medios, alegrar a su padre. Serie de adivinanzas. Apolonio acaba irritándose y, en las quejas de la juglaresa, reconoce a su hija.

—«Amiga, dixo, deves de mí seyer pagada,
de quanto tú pidiste, bien te he abondada;
et te quiero aún anyader en soldada;
vete luego tu vía, más non me digas nada.

Más por ninguna cosa non te lo ssofriría
querriésme, bien lo veyo, tornar en alegría.
Ternyélo1tendríalo a escarnio toda mi compannýa;
demás, de mi palabra, por ren2por nada non me toldría».3apartaría

Nunqua tanto le pudo dezir nin predicar
que en otra leticia4alegría le pudiesse tornar.
Con grant cuyta que ovo non sopo qué asmar,
fuele amos los braços al cuello a echar.

Óvosse ya con esto el rey de enssannyar,
ovo con fellonía el braço a tornar;
óvole huna ferida en el rostro a dar,
tanto que las narizes le ovo ensangrentar.

La duenya fue yrada, començó de llorar,
començó sus rencuras todas ha ementar.5recordar, evocar
Bien querrié Antinágora grant aver a dar
que non fuesse entrado en aquella yantar.

Dizia: —«¡Ay, mesquina, en mal ora fuy nada!6nací
Siempre fue mi ventura de andar aontada;7avergonzada
por las tierras agenas ando mal sorostrada;8afrentada
por bien e por servicio prendo mala soldada.

¡Ay, madre Luciana, ssi mal fado oviste
a tu fija Tarssiana meior non lo diste;
peligreste sobre mar et de parto moriste,
ante quen pariesses afogarme deviste!

Mi padre Apolonyo non te pudo prestar,9prestar ayuda
a fonssario10sepultura ssagrado non te pudo levar;
en ataúd muy rico echóte en la mar,
non sabemos del cuerpo dó pudo arribar.

A mí tovo a vida por tanto pesar tomar;
diome a Dionisa de Tarsso a criar;
por derecha enbidia quísome fer matar.
Si estonce fuesse muerta non me deviera pesar.

Ove, por mis pecados, la muerte ha escusar;
los que me acorrieron11ayudaron, salvaron non me quisieron dexar,
vendiéronme a omne que non es de prestar,12no es de fiar, es indigno
que me quiso ell alma e el cuerpo danyar.

Por la gracia del cielo, que me quiso valler,13ayudar
non me pudo ninguno fasta aquí vencer;
diéronme omnes buenos tanto de su aver,
por que pague mi amo de todo mío loguer.14paga por servicios sexuales

Entre las otras cuytas ésta m’ es la peyor:
a omne que buscava servicio e amor,
áme aontada a tan gran desonor.
Devrla tan gran sobervia pesar al Criador.

¡Ay, rey Apolonyo, de ventura pesada,15grave, penosa
si ssopieses de tu hija tan mal es aontada,
pesar avriés e duelo, e sería bien vengada;
mas cuydo que non bives, onde16por ende, por lo cual non ssó yo buscada!

De padre nin de madre, por mios graves pecados,
non sabré el ciminterio17cementerio do fueron ssoterrados;18sepultados, enterrados
tráyenme como a bestia ssienpre por los mercados,
de peyores de mí faziendo sus mandados».19haciendo favores a gentes peores que yo

Reviscó20revivió Apolonyo, plógol’ de coraçón,
entendió las palabras que vinién por razón.
Tornóse contra ella, demandól’ si mientié o non,
preguntól’ por paraula de grado21disculpándose] el varón:

«Duenya, sí Dios te dexe al to padre veyer,
perdóname el fecho, dart’é de mío aver;
erré con fellonía, puédeslo bien creyer,
ca nunqua fiz tal yerro nin lo cuydé fazer.

Demás, si me dixiesses, qua puédete menbrar22remembrar, recordar
el nombre del ama que te ssolié criar,
podriémosnos por ventura amos alegrar,
io podría la fija, tú el padre cobrar».

Perdonólo la duenya, perdió el mal taliento,
dio a la demanda leyal recudimiento:
—«La ama, dice, de que siempre menguada me siento,
dixéronle Licórides, sepades que non vos miento».

Vio bien Apolonyo que andava carrera,23que estaba en buen camino
entendió bien senes24sin falla que la su fija era;
salló fuera del lecho luego de la primera
diziendo: —«¡Valme, Dios, que eres vertut vera!».

Prísola en sus braços con muy grant alegría,
diziendo: —«Ay, mi fija, que yo por vós muría,
agora he perdido la cuyta que avía.
Fija, non amanesció para mí tan buen día.

Nunqua este día no lo cuydé veyer,
nunqua en los míos braços yo vos cuydé tener.
Ove por vós tristicia, agora he placer;
siempre avré por ello a Dios que gradecer».

Començó a llamar: —«¡Venit los míos vasallos;
sano es Apolonyo, ferit palmas25haced palmas, aplaudid e cantos;
echat las corberturas,26mantos que cubrían los caballos en las fiestas corret vuestros cavallos,
alçat tablados muchos, penssat de quebrantarlos!

¡Penssat cómo fagades fiesta grant e complida;
cobrada he la fija que havía perdida;
buena fue la tempesta, de Dios fue prometida,
por onde nós oviemos a fer esta venida!»